Sergio Lehmann

¿Brotes verdes, florcitas o buena suerte?

Sergio Lehmann Economista Jefe de BCI Estudios

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Jueves 9 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Más allá de la cifra de crecimiento de septiembre, algo por debajo de lo previsto, la actividad económica está mostrando un repunte durante esta segunda mitad del año. La expansión en este período se ubicaría en torno a 2,5% anual, que se compara favorablemente con el paupérrimo 0,5% registrado en el primer semestre del año. ¿Pero qué hay detrás de ello?

Se identifican dos factores fundamentales. En primer lugar, se advierte una mejora en las expectativas económicas, tanto de parte de familias como de empresas, lo que conduce a un mayor gasto en consumo e inversión, ante la perspectiva de que el próximo gobierno focalice sus políticas en estimular el crecimiento de la economía. Esto es algo que ha estado más bien ausente durante los últimos años. Un segundo factor se asocia a un escenario externo más favorable. El precio del cobre ha subido, al tiempo que la actividad global ha ganado mayor dinamismo. Destaca una mejor perspectiva para América Latina, que comienza a dejar atrás años difíciles, marcados por el populismo y las malas políticas. Esto ha sido leído por los mercados financieros, incentivando una mayor inversión y un mejor desempeño de las economías de la región.

Respecto a componentes azarosos para explicar el repunte de la economía, me atrevo a plantear -con absoluta convicción- que la buena o mala suerte no existe. Los desarrollos y eventos que se suceden son consecuencia de nuestras acciones, aún reconociendo que siempre existen variables que no podemos controlar. Para enfrentar situaciones inesperadas pero plausibles hay que prepararse y tomar siempre los resguardos necesarios. El éxito depende de los esfuerzos, dedicación e inteligencia que guía nuestras acciones. Como bien dijo Thomas Jefferson, tercer presidente de EEUU, mientras más duro se trabaja, más suerte se tiene.

Se entiende entonces que las economías deben prepararse para enfrentar shocks externos que se suceden de tiempo en tiempo. Esto es especialmente relevante para las economías emergentes, cuyas vulnerabilidades y necesidades sociales son evidentemente altas. De acuerdo a ello, es clave mantener cuentas fiscales ordenadas, de forma de tener espacio para una política contra-cíclica que permita sostener el crecimiento económico, así como un diseño de medidas que apunten a fortalecer la competitividad y el desarrollo. Políticas que lleven a rigidizar los mercados, introduzcan complejidades en la gestión de proyectos y conlleven incertidumbre, hacen que los shocks externos negativos se vean amplificados domésticamente.

¿Brotes verdes o florcitas entonces? Las analogías con la naturaleza pueden generar expectativas que no siempre tienen suficiente sustento. Como país de fuerte tradición agrícola, bien sabemos que los brotes no son garantía de frutos, como tampoco las florcitas. Las heladas, vientos o lluvias fuera de temporada, pueden frustrar el crecimiento y el desarrollo. Por tanto, ante señales favorables es clave reforzar las políticas que afirmen la recuperación. En esa etapa se encuentra la economía chilena. La recuperación es aún frágil y debemos redoblar esfuerzos para darle continuidad. La suerte en economía, así como en otros ámbitos, no es el factor de éxito.

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